Y en un instante todo el mundo se calló. No se escuchó ni un sólo sonido. Cualquier aparato reproductor de sonidos muteó, la gente mudeó, los coches dejaron de claxonear, los camiones de contaminar y los niños de la albercada de la casa de al lado de tres pisos color crema con portón verde dejaron de gritar y de aventar agua por todos lados.
miércoles, 15 de abril de 2009
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5 comentarios:
Simplemente sería genial que eso sucediese
oooh!!!
me recordó a ensayo sobre la ceguera...
cool!
Tipilla, esa sangrona que me cae mal, sus utópicos sueños son pomposos ideales para mi entelequia.
Saludos.
[antes me despedía como "aure!", pero ella me llama Buendía]
Buendía
tendrán que pasar mil ángeles para que se cumpla.
Silencio? o el sonido más profundo?
Me agrada =)
Hasta luego tipilla que me cae bien
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